Los mexicalenses somos una raza aparte. Somos orgullosos y cumplidores. Vivimos en una isla, Baja California; una tierra que, como tú, siempre se ha rascado con sus propias uñas para salir adelante. Pareciera que fue ayer cuando nuestros valores eran tan claros y generaban tanta prosperidad, que invitaban a más familias a adoptar a Mexicali como su casa. Sin embargo, algo cambió, nos olvidamos de ellos y dejamos de defenderlos.
Hoy, estamos pagando las consecuencias, están haciendo con nuestra tierra y con nosotros lo que quieren. No podemos seguir así, en donde TODOS estamos vulnerables y aprovechan para dividirnos. Hoy, eso se acabó. No podemos darnos el lujo de seguir de espectadores, viendo como el destino de nuestra tierra, hogar y vidas, están en manos de personas que no obedecen a los ciudadanos, sino a sus intereses y partidos.
Te proponemos algo. Te invitamos a que nos ayudemos y unamos para que nuestras familias tengan un futuro seguro y prometedor.
Ya estuvo bueno de que el gobierno sea el primero en brincarse las trancas y no respete las reglas del juego. El piso tiene que estar parejo para todos. Necesitamos que se acabe la mala costumbre de “para mis amigos todo, para mis enemigos la ley.”
¿Ahora resulta que los patos les tiran a las escopetas? ¡No señor! Que no se les olvide a los políticos que tenemos unas balas que se llaman votos y que precisamente con esos votos, ellos llegaron a donde están. Es su obligación hacer buen uso de los recursos y rendir cuentas claras si quieren amistades largas. Si no… ¡el que sigue!
Todos conocemos el dicho “Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza” ¿Cómo es posible que los partidos sigan reciclando candidatos y funcionarios que han hecho mal papel? Basta de impunidad y corrupción, muerte cívica al mal funcionario.
Ahora resulta que ser político te hace experto en todo. Constantemente vemos como los políticos y funcionarios desfilan por todo tipo de puestos sin tener ninguna otra capacidad más que “ser del equipo del jefe”. Queremos expertos y profesionales que nos garanticen a los cachanillas que al estar a cargo de administrar nuestros impuestos lo hagan de forma eficiente.
Para muestra un botón, hicimos de un desierto un valle fértil y transformamos vapor en energía. Todo esto, bajo un sol abrazador. Si queremos prosperar, necesitamos seguir siendo tierra de oportunidades, a nuestra gente le urge chamba de la buena.
Es inaceptable vivir acechados por el miedo de que nuestra familia, hogar o negocio puedan sufrir un asalto. Vivir con miedo es vivir paralizado, es muerte en vida.
Queremos una ciudad limpia, respirar profundamente sin ahogarnos, sin temor a enfermarnos. No es posible que literalmente estemos respirando corrupción y negligencia, que son la raíz de la contaminación.
“En Mexicali no había gente pidiendo en las calles…” escuchábamos decir a nuestros abuelos. No debemos de tener la necesidad de pedir, las condiciones para superarnos deben de empezar igual para todos, la plataforma debe ser la misma para que todos podamos pegar el brinco.
El “Mexicali de antes” no es tema de nostalgia. Es un estilo de vida que podemos y debemos seguir viviendo no importa la época que sea. Los valores cachanillas no deben de erosionarse con el tiempo, hay que vivirlos y pasárselos a las nuevas generaciones. Para los cachanillas, nuestra familia es y siempre será nuestro tesoro. Familia significa vida, trabajo, unidad y solidaridad de corazón. Los gobiernos tienen que poner a todas las familias cachanillas al centro de sus decisiones. Las familias felices generan sociedades más sanas.
Somos más los ciudadanos que los políticos, no se vale que entre los partidos se pongan de acuerdo para lo que les conviene, que se cambien de partido e ideales como de ropa interior, que no haya un verdadero balance entre los que ejecutan, hacen las leyes y vigilan que se cumplan… que sean juez y parte. Tu voto vale tanto que hacen hasta lo imposible por arrebatártelo, hazlo valer usándolo para ti, tu familia, tu comunidad.
Necesitamos entender que no somos habitantes, ¡somos ciudadanos! Que la mejor forma de demostrar el amor que tenemos a nuestra familia es proteger nuestro hogar, nuestra tierra, nuestro Mexicali. Nos enorgullece la historia de nuestra ciudad, enriquecida por migrantes de todas partes del mundo, a tal grado que adoptamos una comida extranjera como propia. Por eso somos el mejor ejemplo de lo que es una verdadera comunidad, que ante climas adversos y hasta terremotos, forjamos día a día nuestro destino.
Aquí la palabra amigo tiene un gran valor, creemos en la amistad y la sana convivencia, en que una persona vale porque es trabajadora, honesta y ayuda a quien lo necesita… y por eso, goza de todo nuestro respeto.
No le sacamos al trabajo, al contrario, siempre pedimos más. Por eso, con esa misma energía alcanzamos lo que nos proponemos; no importa el reto, siempre le damos la mejor cara, de frente, cumpliendo siempre nuestros compromisos.
Si en verdad somos una raza aparte, porque así como exigimos, damos, y más. Por eso, si tengo el derecho de criticar, tengo la obligación de participar y me comprometo a:
Hagamos este pacto hoy, de cachanilla a cachanilla, para practicarlo día a día y poder decirle de frente a nuestros hijos y nietos que cuando Mexicali nos pidió que lo defendiéramos lo hicimos, y que, con nuestro ejemplo, les estamos dando las herramientas para que lo sigan haciendo.